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Mostrando las entradas de enero 12, 2014

Sigueme

Sábado 18 de Enero de 2014 Marcos 2. 13-17 "Sígueme" Bendito seas Señor porque tu lógica no es la de este mundo, que nos desecha por ser enfermos  e imperfectos, tu has venido por nosotros, los pecadores, enfermos del cuerpo y del alma, que hemos fallado, que no hemos equivocado, cometido errores y que hoy nos llamas y nos dices a cada uno "levántate y sígueme" Gracias Señor porque nos invitas a alzarnos de ese pecado que nos tiene atados y vienes a cenar con nosotros, dándonos el pan de vida, de vida nueva, una vida que deja atrás el hombre enfermo y pecador y trae al Hombre Nuevo. !Bendito Jesús, que viniste a Restaurarnos¡

Tres clases de Seres Humanos

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"Todos los hombres, desde su comienzo, se sirven de los sentidos antes que de la inteligencia, recibiendo, por tanto, primeramente la impresión de las cosas sensibles. Unos se quedan aquí y, ya a lo largo de su vida, creen que las cosas sensibles son las primeras y las últimas; piensan, por ejemplo, que el dolor y el placer que de ellas deriva son el mal y el bien, por lo que estiman como suficiente continuar persiguiendo al uno y mantenerse alejados del otro. Los que de entre ellos reclaman para sí la razón, proponen esto como la sabiduría; se parecen a esos pesados pájaros que, teniendo encima mucha tierra y agobiados por su carga, son incapaces de elevarse hacia lo alto, aunque la naturaleza les haya dotado de alas.  Los otros se limitan a elevarse un poco por encima de las cosas inferiores, debido a que la parte superior del alma les lleva de lo agradable a lo hermoso; no obstante, incapaces de mirar hacia lo alto y dado que no tienen otro punto en que fijars

Dios se apiada de Ti

Martes de la I semana del tiempo Ordinario Mc 1, 21-28 La Autoridad de Dios Nuestro Dios es un Dios Fuerte, un Dios de autoridad, es quien escucha nuetra oración aún en los momentos más tristes, cuando la angustia y la desesperanza se apoderan de nosotros, ese Dios que da vida, que se apiada de nuestras miserias y nos restaura, nos devuelve la dignidad perdida, así como lo hizo con Ana  (Samuel 1,9-20), y por eso decimos con el salmista "Mi corazón se regocija por el Señor, mi salvador"; Mi corazón se alegra en el Señor, en Dios me siento yo fuerte y seguro. Ya puedo responder a mis contrarios, pues eres tú, Señor, el que me ayuda. El levanta del polvo al humillado, al oprimido saca de su oprobio, para hacerlo sentar entre los príncipes en un trono glorioso. Si tu mi Dios que con autoridad le hablas al mal que me agobia y le ordenas dejarme en paz, así como lo hicistes con el endemoniado (Mc 1, 21-28) en este momento de oración te agradezco por venir en mi auxilio y levantarm