Deus Caritas Est

Viernes I Semana de Adviento 06 de Diciembre de 2013 Mateo 9.27-31 Mi Luz y mi Salvación! El Evangelio de hoy nos muestra como Jesús le devuelve la vista a dos ciegos, !Sorprendente! Mas allá del espectáculo se encuentran las condiciones a través de las cuales El Señor puede hacer maravillas en nuestra vida. 1. los ciegos siguieron a Jesús. Nosotros le seguimos? 2. le gritaban, le imploraban, ten compasión de mi? Se rindieron ante El. 3. Creyeron Porque ellos le gritaban ten compasión de mi? Quien era El para sanarlos? Ellos sabían quien era, reconocieron en El la solución a sus problemas, el fundamento de sus vidas, ellos querían construir su vida sobre un roca firme, porque hasta ese momento lo que habían vivido les mantenía ciegos. Sabían que existía un mundo mas allá y querían conocerlo, sabían que esa limitación debía acabar. Reconoces que hay situaciones en tu vida que te mantienen en total oscuridad? Quieres ver la Luz?, Crees que Jesús es el hijo de Dios,

Jueves I Semana de Adviento 05 de Diciembre de 2013 Mateo 7.21,24-27 Cuales son las bases sobre las cuales construyo mi vida? Arena o Piedra? El Señor nos revela que para alcanzar el Reino de los cielos no basta escucharle, leerle, hablarle ... Es necesario poner en practica lo que nos dice. Es curioso como acudimos a El constantemente implorando que nos ayude, en el ámbito laboral, académico, familiar, emocional y financiero; pero no somos capaces de apropiarnos de sus mandamientos, queremos un Dios que nos de, que nos escuche, pero que nos exija cambios fundamentales en la forma de vivir. Aquí la razón por la cual nuestra vida constantemente se ve derrumbada, porque los ciemientos sobre los cuales la hemos construido son de arena. El Señor nos exige, esa exigencia implica esfuerzo y sacrificio, y esos esfuerzos y sacrificios valen la pena! Señor acudo a Ti, porque quiero construir mi vida sobre la roca, sobre Ti, sobre tu Palabra, tus Mandamientos, quiero hacer tu Voluntad, porque la

Reflexión sobre el Evangelio del Dia Mateo 15, 20-37 Señor, bordeas las orillas de mi existencia y me invitas a subir al monte, a ir mas alla, ir a lo alto, junto a ti. Acender a ti, y no quedarme en la orilla de mi vida. Allí en el centro de tu existencia donde nos encontramos tal como somos, donde no hay cabida para apariencias, allí se destapan nuestras enfermedades, del cuerpo y sobre todo las del alma. Lo que no nos deja verte, lo que no nos deja escucharte, lo que no nos deja seguirte; por ver, oír y seguir lo que nos aparta de ti y nos lleva al sin sentido, al vacío existencial. Es en la montaña donde nos encontramos contigo y nos devuelves la vista, el oír, el caminar, aqui recobramos lo que hemos perdido, lo que nos han quitado. Y no te basta Señor con sanarnos, si no que conciente de nuestro dolor, del hambre, de la sed, por lo que ha implicado llegar hasta aquí, no quieres despedirnos en ayunas, y pides que te demos lo que tengamos, no importa su es poco o creemos que no alc